Emigración, entre héroes y sorpresas

Llevo cerca de 30 años viviendo fuera de España y me ha emocionado el artículo de Pérez-Reverte «Héroes de ayer y hoy«, cuando dice: «Quizá, si esos muchachos que buscan en un juego de ordenador o en una película de vampiros a los héroes de hoy estudiasen la expresión… del hermano mayor que hace la maleta para jugársela lejos, allí donde consiga un trabajo y un salario dignos, comprenderían que los héroes no han muerto, sino que siguen vivos, muy cerca. Entre nosotros. Esperando una palabra de reconocimiento y el afecto de una sonrisa.»

Un emigrante asturiano me contó una vez cómo vino a Bélgica: Su padre le pidió en el lecho de muerte que se hiciera cargo de la familia. A los 16 años, sin pensárselo dos veces, el chaval se montó en un autobús para Bélgica, sin documentación, sin conocer a nadie. Con picardía y determinación eludió los controles fronterizos. Al llegar a Bruselas se dirigió al barrio de Midi, el de los emigrantes españoles de entonces. Entró en un restaurante y se sentó desfallecido en una mesa donde permaneció un buen rato hasta que la dueña, española, se interesó por el y, al conocer su aventura, le ofreció un trabajo. Con el paso del tiempo consolidó su posición y pudo cumplir la voluntad de su padre.

En España, tenemos cerca de dos millones de historias como ésta, de héroes que no se han resignado y han decidido no ser una carga ni para su país ni para sus familias. Por eso, me ha dado mucha pena el vídeo que circula por las redes «LA SORPRESA: Dedicado a todos los que están lejos«. Un vídeo hermoso, que explota la pena dulce que todos hemos sentido al reencontrarnos y despedirnos de nuestros padres y hermanos.

Digo que explota ese sentimiento, porque el vídeo concluye afirmando que «políticos, banqueros y empresarios especuladores han hecho que nuestro país no pueda darnos una oportunidad». En «La emigración de los jóvenes, ¿oportunidad o exilio?» criticaba yo el filibusterismo político de este tipo de mensajes. La generalización populista dirige la crítica contra el sistema, cuando se pueden señalar los nombres y apellidos de los responsables de las crisis. Esa misma generalización desvía la atención a la lucha por el poder político, y pone en sordina los problemas y aspiraciones de los emigrantes.

Aunque tal vez me preocupa más esa inmadurez de la que a veces se adolece en España, una de cuyas manifestaciones es aferrase al terruño como si no existiese  alternativa a la propia aldea para realizar un proyecto vital. Por cierto que un avión como el de la «Sorpresa» tarda hoy menos tiempo en ir de Madrid a Santo Domingo que el TER que nos conducía de Pamplona a Madrid, cuando se reunía la familia en verano, una vez al año.

Ciertamente, buena parte de los que estamos fuera, de haber podido elegir, hubiéramos preferido quedarnos en España. El hecho es, sin embargo, que en los países de la OCDE emigra una persona de cada 10. La expatriación es una tendencia mundial que se acentúa desde los años sesenta y el mundo se organiza para regular el fenómeno: ¿Qué sentido tendría de lo contrario la libre circulación de personas, la libertad de establecimiento, que son libertades fundamentales de la Unión Europea, sino reconocer el hecho de que expatriarse, emigrar, es una opción vital?

Exijo que no se meta la emigración en la coctelera del populismo antisistema, o acabaremos por no saber jamás quiénes son los responsables de las cosas que nos suceden. Peor aún, se olvidarán los verdaderos problemas de la emigración y se escatimará el reconocimiento que nuestros héroes demandan.

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El voto exterior será decisivo en las elecciones europeas

El presidente del Partido Popular de España en Bélgica (PPEB), Joaquín Calvo Basarán, se reunió recientemente con el secretario general de Emigración de la Xunta de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda, para intercambiar puntos de vista sobre la emigración y analizar las próximas elecciones europeas.

Doce de Octubre: ¿América o Europa?

El gobierno de España ha solicitado recientemente a la Comisión Europea que se retire la obligación de visado a los ciudadanos de Colombia y de Perú, vigente desde la entrada en vigor del espacio Schengen en 2001. En aquella ocasión, el gobierno abandonó la diplomacia tradicional de España y optó por la Europa de Maastricht y el euro, atrayéndose duras críticas de las repúblicas latinoamericanas y sus intelectuales.

Hasta entonces, España había conseguido exportar allí el modelo político de la transición y, al mismo tiempo, emprender un vasto programa de inversiones destinado a crear las multinacionales que la economía española necesitaba para equipararse con sus socios europeos.

Casualmente, después del abandono de Schengen, surgen Chávez (2002), el kirchnerismo (2003), Evo Morales (2005), Rafael Correa (2007) que devuelven a sus repúblicas a la tradición populista y rechazan el modelo político y la injerencia económica española, calificándola de colonialismo. La crisis económica marcará las horas más bajas desde que España lanzó el proyecto de una comunidad iberoamericana de naciones.

El acercamiento del gobierno de Rajoy a la Alianza del Pacífico, con el gesto de los visados, marca tal vez el comienzo de una nueva época en la que España debe volver al objetivo que se había fijado cuando ingresó en la Comunidad Europea: servir de puente a los intereses de Latinoamérica en Europa. Si es así, España debe actuar sin afectación, ni paternalismo, ni arrogancia, sino como un socio a parte entera de las repúblicas latinoamericanas, desde el convencimiento de que lo que es bueno para ellas es bueno para España.

Algunas empresas españolas lo han entendido ya. Durante mi estancia en Harvard tuve la oportunidad de compartir aula con un grupo de jóvenes de todo el continente americano, que estaban becados por el Banco de Santander y Telefónica. El contacto con ellos, con su juventud, su inteligencia, el futuro extraordinario que tenían ante sí, me devolvió el entusiasmo de las ideas de juventud que me llevaron a estudiar Historia de América en Sevilla.

En este Doce de Octubre, desde Bruselas, propongo que España emprenda una nueva asociación con Latinoamérica y que se bata el cobre en los pasillos del Berlaymont, por nuestros hermanos y, ahora, socios en el proyecto de crear un mundo más próspero y mejor.

En memoria del Presidente del PPE, Wilfried Martens

Un político fundamental para entender Europa y defensor fiel de la unidad de Bélgica.

El Blog de Tono

Hoy es un día muy triste. Tengo que lamentar el fallecimiento del Presidente del PPE, Wilfried Martens, con el que he trabajado estrechamente en Bruselas durante la última década. Además de la enorme pérdida que supone para su familia, su fallecimiento es una pérdida irreparable para la gran familia política del PPE y creo que también para el proyecto europeo en su conjunto.

Durante su larga trayectoria política, Martens fue siempre un europeísta convencido y uno de los principales impulsores de la UE, cuyos valores e iniciativas promovió en los numerosos cargos que desempeño: Presidente del PPE, Primer Ministro de Bélgica, o Presidente del Grupo del PPE en el Parlamento Europeo, entre otros.

Martens fue siempre además un gran amigo de España. Defendió la entrada de España en la UE en 1986, momento en el cual él dirigía el Gobierno belga, convencido de que ello era positivo para Europa y…

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