Diez bases para la refundación de la derecha española

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La derecha española, huyamos de toponimias de politólogo, tiene que reunirse de nuevo. Fracasar en el empeño podría conllevar no solo la irrelevancia de los partidos de derecha, sino la ruptura del consenso constitucional, en ausencia de contrapeso a la alianza del socialismo con los separatistas y la extrema izquierda, que lo está tensionando de modo insoportable.

Idealmente, la refundación debería encabezarla el PP, y VOX y Ciudadanos sumarse a ella. La dificultad de esta estrategia es el natural deseo de poder y personalismos de los políticos. Aunque el enfoque pueda pecar de ingenuidad, recordemos que la UCD y AP/PP se formaron coaligando otros partidos, compuestos sobre todo de cuadros.

Si dicha estrategia no funcionase, el PP podría ofrecer públicamente un pacto basado en los diez principios siguientes, al que se fuesen adhiriendo los ciudadanos. Las recientes elecciones locales y europeas demuestran que el votante de derecha ha entendido el mensaje del voto útil y no está dispuesto a ponérselo a huevo a la izquierda, si se me permite la expresión.

Políticos, constitucionalistas e historiadores seguramente tendrán ideas más precisas y útiles a tal fin, pero estas podrían ser las bases sin acuerdo sobre las cuales pienso que no se podría refundar la derecha española:

  1. La unidad de España no se toca. España, patria común e indivisible de los españoles. Engloba nuestro pasado y nuestro presente, constituye un espacio de libertad e igualdad y se inscribe en el proyecto de futuro que Europa representa.
  2. Europa es el proyecto que nos permite hacer frente a los retos globales para los que el marco nacional no es suficiente, como la competencia de las grandes potencias, el cambio climático o la inversión tecnológica. España debe ser líder del proyecto europeo.
  3. La organización administrativa de España no es tabú, y puede y debe someterse a discusión buscando siempre el mayor interés de los ciudadanos. España a lo largo de su Historia se ha organizado de diversa manera: como confederación (en la época de los Austrias), Estado centralizado (desde los Borbones) y cuasi federal (Estado autonómico).
  4. En todo caso, preservar el mercado interior nacional será siempre una preocupación fundamental en la organización administrativa de España.
  5. Toda normativa debe respetar siempre la esfera de libertad individual. La última decisión debe corresponder siempre al ciudadano, consciente de sus deberes y responsabilidades.
  6. Por principio, la libertad debe primar en la economía. No obstante, debe acomodare sin sectarismo a los ciclos del modo que mejor se protejan el bienestar y los derechos económicos de los ciudadanos.
  7. La familia debe recibir apoyo económico del Estado, en particular las mujeres. Que las mujeres reciban subsidios para conciliar o quedarse en casa, si lo desean, es clave para hacer frente a problemas como el de la natalidad, y subsidiariamente la emigración o las pensiones, o abordar cuestiones como el aborto, que no debe nunca obedecer a razones de penuria económica.
  8. Debe respetarse la cooficialidad de la lengua española y garantizar que quienes lo deseen tengan acceso a educación en lengua española en toda España.
  9. La Historia de España se impartirá en todo el Estado sobre la base de un temario acordado con el Ministerio de Educación.
  10. La Ley de memoria histórica cubrirá las justas indemnizaciones de quienes hayan sufrido las consecuencias de la Guerra Civil, pero evitará la reescritura de la Historia o la deslegitimación de las partes o actores comprendidos en su ámbito de aplicación.

Todo decálogo tiene un mandamiento que engloba, en cierto modo, los demás: en este caso es no entregar nunca Navarra a los separatistas. El día que caiga Navarra la España que conocemos, la España Contemporánea, comenzará su cuenta atrás.