Guía de príncipes para las (grandes) coaliciones (REMIX)

mi maquiavelo¿Por qué no volver a la gran coalición? Así se repartiría la responsabilidad de gestionar los graves problemas que nos acucian: el separatismo catalanista, el terrorismo yihadista, el populismo, las consecuencias del BREXIT sobre la construcción europea, tal vez el fin del orden de la 2ª Guerra Mundial si gana Trump las presidenciales en EE.UU., los efectos de la crisis. Dos  o tres años de gobierno de corresponsabilidad, con el apoyo del 80% de los españoles. Dos o tres años para reformar la Constitución y capear el temporal. ¿Estamos o no a la altura de las circunstancias?

Origen: Guía de príncipes para las (grandes) coaliciones

La campaña por mi cuenta (5): The youth of Britain is the hope of the EU, querido Alberto

BREXIT

I lost my train to Brussels today. I cannot Brexit.

Acabo de llegar de un Londres devastado y en lágrimas por el resultado del referéndum de permanencia en la UE. Comienza la era del populismo del siglo XXI. Y como no podía ser menos, el populismo rojeras español se sintoniza con Farage y Boris Johnson, con Marine y el petimetre de Holanda.

Alberto Garzón sale ahora con lo de «la Europa de los mercaderes», que yo no oía desde tiempos de Emilio Romero y la «Europa contra el pueblo». Alberto escamotea a sus admiradores los años de paz, la política de cohesión y solidaridad con las regiones pobres de la UE, los avances sociales introducidos por la legislación europea (que irritan tanto a los brexiters), la incorporación de la carta de derechos humanos en los tratados de la UE o la Conferencia de París sobre el medio ambiente, para citar un logro cercano de la UE. Si Garzón es la última esperanza de la política española, vamos apañados.

El problema de Boris y Farage es que su diagnóstico político y económico se basa en asunciones que ya no tiene vigencia (la posibilidad de que un país sobreviva aislado en el contexto  de la globalización). Lo mismo les ocurre a Alberto y a Pablo, a Podemos y a  Unidos: su receta podría tener sentido en plena crisis. Ahora creo que se les ha pasado el arroz.

Alberto y Pablo deberían volverse hacia los jóvenes británicos que han votado Remain mayoritariamente. Esto quiere decir que la UE volverá al Reino Unido algún día. ¿Nos habrán sacado a los españoles entonces de ahí? Unidos pueden, me temo.

La campaña por mi cuenta (4): Hoy toca Ciudadanos


Cuando escribo esto, me entero de que el Mortadelo de turno ha dado un golpe político a la 11M, revelando una conversación del ministro del Interior a pocos días de las elecciones. El atentado contra Aznar, el propio 11M y ahora el Mortadelo: al final, mucha resistencia siempre para que gobiernen las derechas, como diría Pablo Iglesias, y siempre ilegítima. Bien, yo a lo mío.


amigos_naranjitoreales

¿Quién es el Citronio  de Ciudadanos?

No sé muy bien qué decir de (contra) Ciudadanos. Vamos a ver, Rivera es un héroe cívico español que ha hecho frente a los tarugos del separatismo catalán. Dios sabe cuán duro es vivir día a día con una amenaza latente, disimulada entre la falsa condescendencia de los separatas (¿han visto las risas de hiena que dirigen en el Parlament a sus adversarios?)

 Arrimadas es una Juana de Arco española o, mejor, una Agustina de Aragón millenial que dispara andanas de coraje y verdad. En Bruselas, colaboro con varios simpatizantes de Ciudadanos dentro de Sociedad Civil Catalana Europa,  a quienes adoro. Además, Rivera ha sido clave a la hora de impedir que el PSOE tuviese tentaciones de deslizarse hacia el Frente Popular durante la pasada legislatura.

¿Entonces qué, Joaquín? Pues eso, que hay poco que decir de Ciudadanos España, que surgió para evitar la debacle de las derechas y que tendrá que desaparecer para que el sistema electoral no impida para siempre el regreso de aquéllas. Y que, a fin de cuentas, la flamante jefa de gabinete de Rivera era un cargo de confianza en Moncloa, (¡cómo están los cargos de confianza!, que se lo digan al ministro del Interior) y al final  habrá que retirar el veto a Mariano. Aunque sea por España.

La campaña por mi cuenta (3): Mi vida con Pedro Sánchez

begoña

Begoña Gómez da brillo a la política nacional.

Vale, el título es una argucia para atraer a lectores incautos, si bien es cierto que conocí a Pedro Sánchez, líder del PSOE y titular de la herencia de Zapatero, en Bruselas, en una visita suya como contratista de las instituciones europeas. Algún día lo contaré en detalle y tiene que ver con la presentadora de una tertulia política en la tele (la anécdota me perjudica claramente).

El título que a mí me gustaba era «El hombre que pudo reinar», pero se le ha ocurrido por lo menos a media docena. Para mí, Pedro Sánchez pudo reinar en sentido figurado. Mejor, pudo llegar a la categoría de varón ilustre si al final de la legislatura precedente no hubiese echado por la borda todo lo conseguido gracias a su descarada política de candidato a la presidencia.

¿Qué había conseguido? Consolidarse como líder del PSOE y frenar la sangría de votos hacia Podemos, así como el célebre sorpasso. Si Pedro Sánchez se hubiese avenido a la gran coalición, cómo pedía, creo, una mayoría de ciudadanos, habría ganado dos años de erosión para los populistas, y si además se hubiese abstenido, habría endosado el desgaste del gobierno a una presumible  coalición  PP-Ciudadanos.

No creo que Pedro Sánchez actuase por ambición. Creo que más bien lo hizo por sectarismo y aquí es donde reside el problema: vuelta a los demonios familiares. El sectarismo del PSOE impidió resolver el impasse político de la pasada legislatura, puede entregar España a los populistas y, sobre todo, nos dejará sin una linda primera dama me temo que para siempre.

La campaña por mi cuenta (2): Vuelve Zapatero. Qué suerte la nuestra.

Zapaglesias

Salió más bien parecido a «El resplandor» que a Mr Bean. No era mi intención.

Andábase Zapatero casi desaparecido, hasta el punto de que los tertulianos afines ya osaban hacer chanza de quienes veían en el ex presidente la causa de todo mal. Ahora, tras confirmar en la fe socialdemócrata a Pablo Iglesias, éste dice buscar y apreciar el consejo zapateriano. ¡Qué tío, Iglesias, nuestro Godzilla florentino! Esto es como aquello de querer quedarse con el  ministerio de interior y los espías. Pero ¿le saldrá bien la operación esta vez?

Vamos a ver, el auténtico destroyer del PSOE ha sido Zapatero. Mientra sobreviva un solo ciudadano que haya conocido su etapa de gobierno, los socialistas no levantarán cabeza. El pobre de Sánchez nada tiene que ver con ésto. Por otra parte, Zapatero estuvo a punto de hincar de hinojos a España durante la crisis.

De todo esto sigo yo que, sobarle el lomo a Zapatero,  podría salirle a Iglesias por la culata, pues espantaría a los ciudadanos que depositan en Podemos sus esperanzas. Por otra parte, si lo que persigue en verdad Podemos es la implosión del Estado constitucional de 1978, pues entonces el concurso del ex presidente podría constituir el papirotazo que le falta a este para venirse abajo.

La campaña por mi cuenta: El peor enemigo de Godzilla

Hasta ahora no he querido hacer comentarios sobre Podemos, de verdad. Podemos es como Godzilla, que se nutre de la radioactividad de las bombas atómicas que le tiran para destruirlo. La pasta de potencias extranjeras, los salarios principescos de los electos podemitas y sus enchufes se convierten en críticas mendaces que refuerzan su credibilidad.

A mí que hasta me caen simpáticos los de Podemos, con esa forma de descararse en política, me parece que cometen un grave error aliándose con IU. Es como si  Godzilla se aliase con King Ghidorah, el dragón de las tres cabezas, al que nunca consiguió derrotar. Rascando un poco en IU, se llega al estalinismo con cierta facilidad. Es verdaderamente la vieja política, la que gana siempre al final.

Me temo que el juego de tronos de Pablo Iglesias acabará con una puñalada trapera de sus aliados, tal vez en la confiada celebración de un triunfo ante su gente.

god111

Guía de príncipes para las (grandes) coaliciones

Nuestros políticos, los pobres, llevan casi tres meses de estrés después de la campaña electoral y las infructuosas negociaciones para formar gobierno. Para ayudarles a pasar el trago, ofrezco aquí una cartilla de principios elementales que conducen irremisiblemente a la formación de un gobierno por el bien de España.

Los mi maquiaveloprincipios elementales son los siguientes:

  • La primera consideración es, naturalmente, el bien de España; todos los demás principios ceden ante este.
  • Sorprendentemente, el bien de España coincide con la voluntad de los españoles, con lo que quieren los españoles.
  • Lo que quieren los españoles se resume en dos palabras: catarsis y estabilidad.
  • Estabilidad significa aprovechar la mejora económica y abstenerse de experimentos sin recorrido en la UE
  • Catarsis significa: «ya está bien, basta de políticos ladrones de uno u otro signo».

De estos principios se sigue la formación de un gobierno de gran coalición con mayoría suficiente para:

  • acordar una reforma de la constitución y de las leyes que rigen el funcionamiento de los partidos políticos
  • pactar una legislatura corta (dos años) que permita culminar dicha reforma y renovar de los pies a la cabeza los partidos
  • desinflar a los partidos populistas, sometidos al desgaste del gobierno (municipal)
  • Frenar a los separatistas.

Para alcanzar este objetivo nacional, lo de menos es quién va a ser presidente de gobierno o qué partido prevalecerá. Si España se va al traste, y se corre el riesgo, todos serán igualmente responsables. Ante Dios y ante la Historia.

Admito que el esquema es simplista, pero la política al final siempre lo es. ¿A qué estamos esperando?

 

 

Superkica en acción: El triciclo

Hoy 25 de enero, mi hija Kica cumple 25 años. He rescatado del fondo del escritorio un cuento que escribí hace muchos años, para retener ese momento extraordinario de la primera infancia. En lo fundamental, Kica sigue siendo igual que Superkica: alegre, cariñosa,  decidida, valiente y capaz de indignarse frente a la injusticia. Feliz cumple, hija.

                                                                    ♣♣♣

Kicakica WP es una niña algo gordita, que lleva gafas para corregir el estrabismo de sus ojos azules. Es muy buena y obediente; se come las cosas sin rechistar, le gusta dibujar en el cole y hasta se lava los dientes sin que nadie se lo pida. Hace las cosas así no por ser dócil, sino por que es lista.

Pero a Kica le pasa una cosa extraordinaria: cuando se enfada se pone colorada, colorada como un pimiento, y parece que va a reventar. Entonces le sale una capa pequeñita del cuello del abrigo o de lo que lleve puesto, y se convierte en Superkika. Aunque esto sólo ocurre cuando alguien comete una injusticia o un acto feo contra la humanidad.

 Un día Kica volvía del cole tan contenta y se cruzó con un niño pequeño que montaba feliz en triciclo. Kica le dijo al pasar:

—¡Hola niñito! —Y el niño le sonrió y salió disparado en el triciclo acera arriba.

Kica siguió su camino. De repente escuchó voces que decían:

—¡A por él, a por él! —y— ¡venga el triciclo, pardillo

Después el niño pequeño la adelantó, corriendo a toda velocidad, gritando:

—¡Mamá, mamá! —y— ¡socorro, socorro!

Pero ya no tenía el triciclo. Kica se dio la vuelta y vio a una banda de mocetes que se acercaban corriendo y chillando como fieras para robar el triciclo del niñito. Y le dio mucha rabia. Tanta, tanta que empezó a ponerse colorada, colorada y a hincharse, hasta que, ¡puf!, le salió la capa del abrigo y se convirtió en Superkica, Superkica en acción.

Superkica se acercó a los de la banda y dijo:

—Que le devolváis el triciclo al niñito u os doy una chufa.

Los de la banda empezaron a llamarle «gorda, gorda» y «gafotas, gafotas», pero a Superkica le dio igual y volvió a decirles:

—A que os doy una chufa —y— la que avisa no es traidora.

Los de la banda, sin saber que estaban ante Superkica, siguieron burlándose de ella y algunos incluso se acercaron a darle empujones y tirones de pelo. Entonces, Superkica empezó a dar vueltas como un torbellino y a dar manguzadas, capones y tirones de orejas a todos los mozalbetes, que gritaban «uy», y «ay», y «fiu», y cosas así.

En unos instantes estaban todos los gamberros por el suelo, huyendo con una oreja colorada o llorando.

—¡Basta, basta! Nos rendimos. —Dijo uno que parecía el jefe y tenía pelusilla en el bigote.

—No pararé hasta que devolváis el triciclo al niñito —amenazó Superkica, dispuesta a dar algún pescozón más.

—Está bien —dijo el de la pelusilla— le devolveremos el triciclo.

Dicho y hecho. Los miembros de la maltrecha banda llevaron el triciclo hasta el niño y le pidieron perdón por haberle asustado. Luego, desparecieron por una esquina, cabizbajos y llorosos. A Superkica le dio pena verlos así, pero prefirió despedirse de ellos con su grito de guerra:

—Superkica en defensa de los desvalidos, ¡hala! —, para que no se les ocurriera hacer otra vez cosas tan cobardes y feas.

Entonces Superkica se puso detrás de un árbol, se deshinchó, colgó de una rama la capa, que se convirtió en una hoja preciosa, y se fue a casa tan contenta y con muchas ganas de darle un beso a su papá.